Un último beso

Aturdido, no entendía nada. Ni cómo había llegado ahí ni cómo había hecho para subir tan alto y caer tan bajo. No me había dado una cachetada, pero dolía todavía mas. Creo que la agresión física hubiera sido un tipo de violencia que no se condecía con el tipo de ataque que, inconscientemente (quiero creer), ella había planteado. Cuando volví en mí no pude tolerar el sonido ambiente: pajaritos, rumble y alguna que otra voz. Recurrí al emepetres y no pude evitar reparar en que antes de apagarlo por última vez había dejado una canción pausada por la mitad: Last kiss de Pearl Jam.

La había escuchado mil veces: era la cortina de cierre de uno de mis programas de radio favoritos. Tuve uno de esos momentos en los que creo que mi vida está escrita, descreí del caos y de la casualidad y puteé para adentro al siniestro arquitecto de mi propia historia. No tenía sentido. Había un millón de canciones mas que me hubieran hecho sentir igual: Ella usó mi cabeza como un revolver de Soda Stereo, For no one de los Beatles, Rough justice de los Stones y otras tantas. Hubiese preferido que la providencia pusiera I will survive (preferentemente en la versión de Cake) como la banda sonora de ese momento. No sucedió y sin pensarlo dos veces le di play a Last kiss y me puse a llorar, imagen triste, pero recurrente en varias de las últimas etapas de mi vida. No me malinterpreten: no soy un blando, ni un masoquista, pero, en ocasiones, creo demasiado en el efecto reparador del llanto. Como si después de llorar demasiado y de convertirme fisiológicamente en incapaz de generar mas lagrimas, mi cuerpo se curase de cualquier tristeza. A veces, unas pocas veces, esta técnica funcionaba.

Esta vez no. Tuve que volver a pausar el tema, pero no pude evitar pensar en lo absurdo del título: Last kiss. El último beso (obviamente una referencia al último beso que se dan dos personas que se han besado con anterioridad en muchas ocasiones) era, desde mi punto de vista, una construcción irreal: ¿Cómo sabemos que el beso que le hemos dado a alguien es el último que le daremos? En mi cabeza solo entraba la posibilidad de que solo a las personas en agonía se les dan últimos besos, pero inclusive con esas personas con las que nos enemistamos con uñas y dientes y que no queremos volver a ver en el resto de nuestros días existe la posibilidad de volver a besarnos: cuando pienso así dejo de lado la teoría del cruel arquitecto de historias (histerias) personales y abrazo la bandera del libre albedrío, la teoría del caos1 y de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento inclusive cuando menos lo esperamos. 

En el fondo, sabía que no me quería resignar a que ese fuera EL último beso. Quería pensar que había sido UN último beso y nada más. Uno de tantos últimos besos que se volvería a repetir dejando sin efecto la calidad de último del inmediatamente anterior.

Muy a pesar mío, ese, el de la estación, era de momento el último beso. Inclusive tuvo título introductorio, aunque le faltaron la banda sonora y los créditos del final para que sea del todo cinematográfico.

-Estas muy cerca- me dijo, como si ese para mi fuera un problema. La quise besar y corrió la cara con un gesto débil como diciendo "no lo vuelvas a intentar porque no voy a volver a mover la cara de lugar". Lo leí a la perfección y volví a la carga levantándole el rostro con el lateral del índice derecho y sin encontrar resistencia la besé, aunque solo por unos segundos.

-Fue el último- dijo y yo la retruqué.

-No, ese fue el anteúltimo- y entonces, ya sin resistencia (más bien todo lo contrario), se dejó besar con ganas y respondió a las travesuras de mi boca con intensidad.

Ahí quedó. El último beso... o quizás un último beso hasta que haya otro. No lo sé. De a momentos creo en lo primero, de a momentos en lo segundo. Lo cierto es que la canción sigue ahí, pausada, como si si le diera al play y terminara la reproducción también terminarían mis posibilidades de volver a tener un último beso. Que se yo. A veces creo que lo mejor es que quede todo así.

Lo más raro de todo fue el día en que me levanté y, sin pensarlo ni quererlo, le di play al emeptres y comenzó a sonar la canción... y no la detuve.


Nota al pie

1. Me gusta más como se escribe el término en inglés, "chaos", porque creo que el hecjo de que la h intermedia sea muda le otorga un estatuto más caótico al término en cuestión.

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